martes, 13 de septiembre de 2011

Cuando el viento duerme...


Cuando el viento duerme…

El viento yacía en la quietud del monte
Y el monte respetó su total silencio.
Las nubes estancadas, osaban juzgar desde el cielo
Todo lo que en la tierra no podían tocar.
El río, pleno de movimiento,
Siguió solo su cauce y decidió callar.
Toda la naturaleza aguardaba que el viento
Un día sin tiempo, volviera a soplar.
Pero respetaban tanto su fuerza,
Que ninguno en su silencio, se le atrevía a hablar.

En una primavera, un ave migratoria pasó
Sobrevolando este óleo de ya pintura seca,
Aleteando alegre y en plena contemplación
Sintió la falta del opuesto
Sintió el paisaje tan quieto!
Se acercó al majestuoso viento y le susurró:
- Dios del movimiento... dale entonación a mi vuelo,
De qué me sirven mis libres alas
Si tu fuerza no se muestra rebelde
A mi terrible Universo de sueños?-


Al despertar, al comenzar un camino, puede ser que nuestro entorno se quede inmóvil o extrañado a pesar de nuestros revoloteos, puede ser que vean nuestro cosquilleo – y el desorden que generamos – como una locura pasajera, puede ser que simplemente nos observen desde una tranquilidad que a nosotros nos parece anormal. No es que no se note un cambio, pero no se atreven a preguntar o hacen las preguntas incorrectas – tratando de forzar una respuesta que nos encauce o los tranquilice – Así, se genera un tiempo de espera, en el que reina el deseo de volver a la supuesta normalidad.

Aún no lo sospechan, pero nosotros sabemos que no hay vuelta atrás. El camino se hace lugar sin permiso, la puerta es tan grande que ya toda nuestra existencia va hacia ella sin dudar. Y si el carruaje en el que veníamos no se adapta, no reacciona… inevitablemente nuestro ser se moverá hacia otro lugar. No sin antes intentar remover las cenizas, soplar, avivar un fuego extinto, o al menos confrontar.

Vane - fragmento de "La Reconstrucción hacia el camino que no existe"

jueves, 14 de julio de 2011

El bostezo de un volcán y el despertar de una comunidad


Érase una vez una historia simple.

En un pueblo chico que se pensaba grande, vivían cientos de duendes sin saberse duendes.
De tanto premio y tanta belleza circundante, se olvidaron de las causas, se olvidaron del comienzo.
De tanto brillo se olvidaron de la noche, de tantas flores se olvidaron del hielo, de tanta riqueza se volvieron pobres.
El trabajo cotidiano los volvió ambiciosos, las conversaciones se volvieron toscas, y los líderes se alejaron.
El paisaje se había vuelto secundario, los ideales quedaron para los ermitaños, y los artistas andaban desorientados.
Era ya demasiado autismo… era ya mucha negación, había un olvido profundo! incluso el pueblo se había olvidado lo mas obvio: que sus suelos estaban moldeados por volcanes.
Y así habló la tierra… explotó… suave, apenas un bostezo… pero su poder lo volvió un pueblo chico.

Los hizo sentir a todos como pequeños duendes, las riquezas perdieron sentido, y el vecino comenzó a tener un nombre.
A uno y otro los transformó en amigos.
El paisaje se tiñó parejo, y a los pocos días de tanto extrañarlo se pusieron a mimarlo.
Y ese mimo hizo lo suyo, porque el poder lo tiene el amor y no el olvido.
Caló profundo, llegó a la mesa del domingo.
Cada lágrima fue sostenida por un abrazo.
Se les embarró el frente…
Y se dieron cuenta que habían dejado el jardín de atrás muy descuidado.
Con la arena lastimando sus manos, comprendieron que UNO solo no podía.
Entonces las conversaciones dejaron de ser toscas, el esfuerzo fue triple, los ermitaños se sumaron, los artistas y los líderes renacieron.

Y hoy con sobresaltos, inmaduros y desprolijos, sin experiencia en este sentir comunitario pero con muchas ANSIAS de poder hacerlo:
Se unieron, se miraron, suspiraron para comprenderse
Hay un idioma sin palabras que basta para ponerse hombro a hombro.
Había algo mas profundo en su esencia y esa fuerza los hizo resurgir de las cenizas.
Ese poder les recordó las raíces, les volvió los pies a la tierra, el respeto a cada “duende”.
Y hoy… aún falta tanto…
Pero hace días que duermen profundo, cansados, y se levantan con mas ganas de verse la cara.
Tienen entusiasmo de mezclar nuevas palabras, tienen intenciones de cambiar lo cotidiano.
Cuando caminan por la calle se cruzan… y ven en sus ojos esa luz que los sostiene y los une.
Es difícil, aún están sufriendo, aún hay que hacer mucho en el jardín del fondo, hay que nivelar el suelo y fertilizar la tierra.
Pero cada uno debe hoy decir en voz alta lo que el corazón le murmura, porque eso es lo que quiere oír el que camina a su lado.

Érase una vez una historia simple… que por suerte, dejó de serlo.

Vanesa Vicente
DNI 23.829.203
Foto de jornadas “Bariloche, mi casa” donde hubo 10.000 personas en 2 jornadas limpiando Bariloche. Gentileza Coqui Mackey

He venido con lo olvidado


No he venido a palpitar la vida
Para sumirme en un profundo olvido
Mas bien siento que he nacido
Para traer lo olvidado conmigo.

Las cosas primarias, las básicas
Las que dan escalofríos
La inocencia de reivindicar el amor
La necesidad de tirar lo podrido.

Me acuerdo de un tiempo libre
Que se fue perdiendo en la trenza
De la comodidad, la indiferencia
Del compro y vendo, y nunca decido.

No estoy acá para pedir permiso
Tampoco para esperar halagos
No me duelen las críticas vacías
Me duelen los corazones cerrados.

Me indigna la pasividad emotiva
Me rechaza la observación pasiva
Me enoja la pasiva e inútil mirada
Del que vota para que le roben el alma.

No acepto la comodidad de tu techo
No acepto la seguridad de tu banco
No quiero comer de tu mano envasada
Ni cerrar los ojos para facilitar tu paso.

Tampoco acepto las reglas del juego
Ni una mirada que me esquiva
Te quito la posibilidad de ignorarme
Te presto mis manos para agarrarte

Me había olvidado de la fuerza de mis manos
Me había olvidado del poder de mis sueños
Me había olvidado que soy mucho mas que mi solo nombre
Podría quedarme callada sin acudir a tu encuentro…

Pero no he venido a palpitar la vida
Para sumirme en un profundo olvido
Mas bien siento que he nacido
Para traer lo olvidado conmigo.

Y acá estoy impaciente
Mirándote fijo,
Sacudiéndote fuerte
Sacándote el polvo del olvido.

Vanesa Vicente Junio 2011

viernes, 8 de abril de 2011

GRACIAS AMIGOS


Me estalla un corazón nuevo
al escuchar un llanto,
un tono, una fuerte canción.
Cada paso nuevo que piso
Se carga de renovada pasión.

Estrellas brillan ocultas
En cada firmamento que sufre
En cada noche sin colchón.
Igual el sueño se lleva lejos
A un pobre en su prisión.

No hay mejor dicha, estos días
que descubrir en alguna voz
El ejemplo de un alma que lucha.
Una voz que busca el mensaje
Para un mundo oculto que aún escucha.

Estamos presentes, vamos por cientos
nos llora la sangre!
La piel no sostiene ya
La energía de cambio que busca
... busca anidar! para volver a estallar.

La vida no es esto...
Me he dejado engañar
Gracias amigos,
Por mirar profundo
por ayudarme a pensar.

Vanesa 2011

No hay otro poder que el propio


Hoy se me ocurrió pensar qué significa el poder
Que sin vos ni yo, no es mas que una mentira
Que no existiría mas allá del miedo, la ignorancia
Mas allá de la dejadez: dejar que te roben la vida

Qué sería del poder sin sus seguidores?
Esos que se creyeron el primer panfleto
Sin los fanáticos, sin los predicadores
Que ganan el doble por impedirles pensar.

Qué sería del poder si una noche a su líder
Le llega el amor, la paz, la dulce muerte
O se libera del karma de su frustrada niñez
Si mira hacia adentro y deja el mundo correr.

Lo único sabio que tiene el poder
Es la habilidad de la araña salvaje
Elegir el lugar adecuado para su red
Y esperar paciente a quienes van a caer

Lamento concluir que el poder es lo que es
Porque vos y yo nos rendimos ante él
Porque alguien habla fuerte y vos no
Porque prenden el fuego y empiezo a correr.

Qué sería del poder si lo desestimo de entrada
Si mi corazón es fuerte y se mantiene fiel
Fiel al libre albedrío con el que nací
Sabiendo que no existe si no creo en él.

Vane 2011

Redefiniendo "ignorancia"


Cuándo queremos ignorar, lo logramos
Cuándo queremos criticar, lo gritamos
Cuándo queremos reclamar, no hay descanso
Cuándo vemos morir... esperamos.

Cartón, chapa y dos clavos
Mirada de algún callejón
Pan duro, agua y una fruta
Que le dio la señora del furgón.

Otra noche que le tapa la cara
Otra luna que le roba al ladrón
Una mano que no llega a tocarlo
Una manta que perdió su colchón.

Miseria mezclada con rabia
Faltas que nunca sabrá
Sonrisas que no salen del alma
Y una madre que no volverá.

Su edad... un misterio escondido
Entre el profundo dolor en sus ojos
El temblor de unas manos rugosas
Y los pasos lentos, mas bien dudosos.

Cuánto quisiera no saber tu destino
Cuánto daría por darte a tiempo respuestas
Si al menos aún vinieras a hacer las preguntas
Si al menos quedaran en tu alma esperanzas.

Qué mas da ignorar tus ojos una vez mas
Y menear con fuerza la cabeza al verte.
Las próximas elecciones quizá te recuerde
Y vote a alguien que se anime a quererte.

Qué mas da ignorar tus ojos una vez mas
Y menear con fuerza la cabeza al verte.
La próxima vuelta quizá ya no estés
Y me duerma sin culpa por no detenerme.

VaneV, Marzo 2003

Quisiera no sumar palabras a lo que ya dijo mi corazón, fue hace tiempo y sin duda me puse a trabajar para cambiarlo… pero falta tanto.
Entre todos hemos dejado que la palabra “ignorancia” se refiera siempre a otros.
Entre todos hemos alimentado la creencia que por saber determinadas cuestiones académicas, por usar la naturaleza a nuestro entero beneficio, por caminar determinados lugares de nuestras ciudades, por aprovechar los diarios y la tele para quejarnos, o por pasar horas encerrados informándonos, no somos ignorantes.
Pero ignoramos CASI todo lo demás. Y ese “casi” es MUCHO.

La IGNORANCIA, asi como la dejadez, el engaño o mas bien el no querer ver, la facilidad de dar vuelta la cara y subirnos de nuevo al tren de “todo lo que tengo que hacer”, y tantas otras actitudes dañinas, lamentablemente ganan terreno fácil si no hay reflexión ni acción. Lamentablemente una mentira queda como verdad hasta que no aparece alguien a decir la CLARA verdad. Es fácil dejar que las cosas difíciles sean problema de OTROS.

Pero el corazón sabe – y con eso nos vamos a dormir a la noche – que el que vio una realidad maltrecha, es el heredero del poder para resolverlo. Nuestro corazón lo sabe, por eso nos atormenta con angustias, cansancio, depresiones, mal humor… y nuestra ignorancia nos lleva a resolver todo eso con pastillitas, en vez de simplemente aceptar que no estamos haciendo lo que nuestro corazón nos dicta: involucrarnos.

“Poder”, ignoramos nuestro poder. Por eso no hacemos nada al respecto de las terribles realidades que vemos. Dejamos que la ignorancia sobre nuestras propias capacidades al final nos limite. Y ese límite justo tiene que ver con nuestra relación con el resto de los seres humanos, y con el resto de la naturaleza. Parecería que solo tenemos poder para hacer lo que queremos, puertas adentro… sin importar todo lo que hayamos sido capaces de VER afuera.

Y al ver quiero decir VER, de verdad… no mirar las cosas con la anestesia de la tele. Cuando vemos el sufrimiento, la miseria, la enfermedad, el abandono, también la contaminación y la mugre que generamos – que son temas complejos – pensamos en quién será el próximo político que OJALA haga algo por todo ESO. O nos acordamos de tal o cuál institución que “menos mal” que existe para ayudar a esta pobre gente…

Y nosotros? Que estamos ahí siendo testigos… nosotros qué?

A veces solo con mostrarle esa realidad a otros hacemos mucho. A veces dando una mano, un abrazo y una sonrisa curamos heridas. Otras veces será necesario involucrarse, preguntar, hablar o bueno… hacer sin palabras, porque muchas veces quienes sufren ya ni siquiera saben que sufren. También necesitan de la anestesia – la ignorancia de su propia realidad – para sobrevivir. Y eso hay que entenderlo así, como suena… con pocas palabras… porque de ahí viene la comprensión de lo siguiente.
A veces actuamos esperando que el otro – sí, el que está sufriendo – se nos tire a los brazos como si fuéramos héroes rescatándolo del dragón. Pero comparemos esta realidad:
... Supongamos que nos viene a visitar alguien del futuro – la fantasía a veces simplifica las explicaciones, pero la explicación queda – y lo invitamos a sentarse para conversar y sacarnos un montón de dudas sobre cómo serán las cosas!! Qué buena oportunidad! Entonces empezamos a preparar algo para tomar y agasajar al hombre del futuro. Pero al abrir la canilla, nuestro invitado se abalanza hacia la grifería para cerrarla, y luego de hacerlo nos sonríe esperando un enorme GRACIAS. Atónitos, nuestra reacción será de desagrado, intentaremos alejarlo, volver a abrir la canilla para preparar el mate mientras fruncimos el entrecejo pensando qué fea actitud la de nuestro invitado.
El hombre del futuro sufrirá al ver correr el agua, y llorará internamente pensando qué ignorante que somos al dejar ir el agua así no mas. Cuidar al extremo el agua seguramente en el futuro será considera al fin, como una bella actitud solidaria.
Pero nuestro invitado conoce una realidad que nosotros aún no queremos - o no podemos - ver. No servirá volver a cerrar la canilla a la fuerza, no servirá tampoco sacarnos la canilla, el hombre del futuro comprenderá que debe hacernos entender lentamente, lo que sucederá si seguimos usando tan mal el agua, entonces aceptará el mate y ansioso se sentará a conocernos para ver como ingresar en nuestro mundo.

Así, cada uno reacciona desde su propia realidad. Hay cosas que será bueno ayudar a cambiar, y otras con las que tendremos que aprender a respetar su origen, lo aprendido hasta ahora, los miedos, los logros. Sabiendo además que nosotros también tenemos preconceptos, miedos, logros… Son realidades diferentes. Cada persona aprendió a sobrevivir en su propio medio, es en la realidad en la que nacimos donde cada uno tuvo que tejer su tela de araña para sentirse vivo, protegido, ocupando un espacio propio, y siendo quién ya es. Nadie es dueño de venir a cambiar los hilos fundamentales que sostienen esa tela de araña. No sirve discriminar pensando “bueno… no quieren /no quiero/ otra cosa”, o mucho peor que “eligieron /elegí/ la realidad en la que viven”, creer que nuestra realidad es la solución para SU realidad!, o pensar que no nos agradecen la ayuda. Mucho peor es creer que simplemente acercando un colchón, algo mas de comida, o dinero, vamos a lograr que cambie realmente otra vida. Lo bueno de ese acercamiento para dar un colchón, comida o dinero… es justamente el ACERCAMIENTO.

Lo que buscamos quienes damos pequeñas cosas, es acercarnos para estar. Para empezar a conversar, para VER la realidad de la otra tela de araña y comprender desde donde quizás abrir una puerta de esperanza, u ofrecer un hilo nuevo que acerque educación, trabajo, o que simplemente reduzca el resentimiento y la resistencia a sentirse parte de una comunidad grande, que no quiere a nadie afuera.

Porque queremos a todos los seres humanos dentro de la misma gran comunidad.
Actuemos en consecuencia. Y nuestro corazón nos permitirá al fin dormir en paz, no por NO ver, sino por usar nuestro poder para involucrarnos.

Vane

¿Cómo ayudar?


El término “solidaridad” viene del sustantivo latín soliditas que expresa la realidad homogénea de algo físicamente entero, unido, compacto, cuyas partes integrantes son de igual naturaleza. La solidaridad como concepto es aplicable no solo a seres homogéneos, sino a seres con conciencia de su igualdad. Por eso es aplicable al ser humano, no a animales o cosas inanimadas. La solidaridad como “acción” supone solidificar al conjunto social. El término soliditas no solo es ayudar, sino que indica un interés en “volver mas fuerte” al conjunto, a través del fortalecimiento de sus integrantes.

La solidaridad es una cualidad humana. Una intención inteligente que nace de un individuo que se SABE parte de una comunidad. Esa “sabiduría” solidaria, le ayuda al individuo a comprender que si quienes lo rodean no están BIEN, él tampoco lo estará, justamente porque somos COMUNIDAD. Quién niegue la naturaleza solidaria del ser humano, negaría que vivimos en comunidad. Ser solidarios nos eleva como sociedad, nos hace mas felices a todos, y al contrario que el “asistencialismo”, nos nivela hacia ARRIBA. Suele transformarse en un círculo virtuoso del que elegimos NO salir. Sucede que hay una comprensión espontánea cuando hay un acto solidario, las respuestas suelen ser masivas y sin mucha explicación, y esto indica que ese acto fue realizado con bases claras, con buenas intenciones y sin dobleces… pero también hay actos invisibles que simplemente a nivel personal generan lo mismo: claridad, oxigenación y alivio. Esos actos masivos o invisibles están gestados desde algo profundo que nos hace bien a todos. Y quienes comprendan estas palabras es porque ya lo han vivido.
Al ser un acto de seres inteligentes – las plantas no pueden ser “solidarias”, los animales puramente instintivos tampoco – la solidaridad se extiende a todos los temas y terrenos en los cuales el bien común nos permite una mejoría común: comunitaria.
En ese sentido, no solo “ayudar al prójimo en cualquiera de sus necesidades” es un acto solidario, sino también el cuidado del medio ambiente, el tratamiento de nuestra basura, la salud para todos – la prevención!, compartir el conocimiento, la práctica de la justicia, la aplicación de las reglas de convivencia que entre todos vamos pactando, la participación social con responsabilidad - incluso - política, la práctica del buen debate para elevar el diálogo de la sociedad, el estudio y la mejoría de la educación… y etc – etc – etc.
Cuando comprendemos BIEN el concepto de Solidaridad, nos empezamos a dar cuenta de todo lo que abarca, y de lo bien que nos hace inculcarla, practicarla y avanzar sobre su senda. Comprendemos también que no practicar la solidaridad, nos conduce a un camino solitario, individualista, y sin horizontes, que nos aísla y nos empobrece como personas. En una comunidad solidaria, los problemas individuales dejan de ser individuales.
Si vos querés: Ya sos parte! No pidas permiso, no esperes invitación. Gritá “presente” desde tu lugar, desde tus posibilidades y sensibilidades, haciendo ruido o en silencio. Hay un idioma sin palabras que une a todos los seres humanos, cuando hablamos desde el corazón.

¿Cómo querés ayudar?

Red Solidaria Bariloche
Facebook y mail redsolidariabariloche@gmail.com
Escrito por Vanesa Vicente, voluntaria.